"EL CARBÓN APAGADO NO QUEMA, PERO MANCHA".
Se cuenta que Sofronio, un virtuoso ciudadano romano, tenía una hija muy hermosa llamada Eulalia.
En cierta ocasión su hija le pidió permiso para visitar a Luciana, una mujer con no muy buenos principios, por lo que Sofronio le negó su autorización.
¿Me crees demasiado débil?, Respondió indignada Eulalia.
Sofronio, tomó un carbón apagado y le pidió a su hija que lo sostuviera en su mano. Al ver que la joven dudaba, el padre le aseguró que no se quemaría.
Eulalia obedeció y su blanca mano se vio inmediatamente manchada. Al ver esto la joven, muy molesta, le dijo a su padre que debían tener mucho cuidado para manejar el carbón.
Es verdad respondió el padre porque aunque no queman, tiznan. Lo mismo ocurre con las malas compañías y conversaciones.
En muchas ocasiones creemos que el mantener conversaciones o una amistad con alguien que no tiene una vida correcta, que se expresa de manera inadecuada, que no acepta consejos sino que se empeña en vivir desordenadamente no nos afectará.
Si bien debemos ser luz para este mundo y llevar un mensaje de esperanza a la gente, estamos en la obligación de cuidar nuestro testimonio y de cuidar nuestro corazón. No vaya a ser que por una sola persona terminemos haciendo cosas de las que podamos arrepentirnos. Puede ser que no te vayas a quemar pero recuerda que aún un carbón apagado deja manchas.
“pero háganlo con humildad y respeto. Mantengan siempre limpia la conciencia. Entonces, si la gente habla en contra de ustedes será avergonzada al ver la vida recta que llevan porque pertenecen a Cristo” 1 Pedro 3:16
Que tu vida sea un constante ejemplo de rectitud, que la gente pueda ver en ti algo diferente, que sepan que eres una persona de bien en la que se puede confiar y a quien pueden acudir cuando lo necesiten.
¡Anímate a ser diferente! No permitas que las malas compañías dejen manchas en tu vida.
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