"EL CARBÓN APAGADO NO QUEMA, PERO MANCHA".

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Se cuenta que Sofronio, un virtuoso ciudadano romano, tenía una hija muy hermosa llamada Eulalia. En cierta ocasión su hija le pidió permiso para visitar a Luciana, una mujer con no muy buenos principios, por lo que Sofronio le negó su autorización. ¿Me crees demasiado débil?, Respondió indignada Eulalia. Sofronio, tomó un carbón apagado y le pidi ó a su hija que lo sostuviera en su mano. Al ver que la joven dudaba, el padre le aseguró que no se quemaría. Eulalia obedeció y su blanca mano se vio inmediatamente manchada. Al ver esto la joven, muy molesta, le dijo a su padre que debían tener mucho cuidado para manejar el carbón. Es verdad respondió el padre porque aunque no queman, tiznan. Lo mismo ocurre con las malas compañías y conversaciones. En muchas ocasiones creemos que el mantener conversaciones o una amistad con alguien que no tiene una vida correcta, que se expresa de manera inadecuada, que no acepta consejos sino que se empeña en vivir desordenadamente no nos afectará. Si b

DÍA DEL PADRE

Ser padre puede ser la experiencia más grande en tu vida, y la que tiene el amor verdadero que no se pierde, pase lo que pase.
Cuando eres padre, tratas de hacer las cosas lo mejor que puedes para proteger ese pedacito de ti, que corre y anda. Pero en ocasiones se te puede pasar la mano y sobre proteger a tu hijo o hija y evitas que viva hermosas experiencias que tal vez tu sí experimentaste, pero que por alguna razón te dejo una mala experiencia o que viste que otros niños tuvieron dificultades o accidentes con ellas.
Llevar una vida llena de prohibiciones hará de tu hijo una persona carente de experiencias y por lo consiguiente, una persona insegura e incapaz de enfrentar la vida. Esto no quiere decir que se le tenga que dejar hacer todo lo que quiere, pues tanto es malo prohibir todo, como permitírselo todo.
En el caso de que lo consientas en todo lo que te pide, se formará la idea de que lo que piense y desee tiene que ser cumplido sin condición alguna y que su palabra es ley. Esta actitud se denomina síndrome del emperador.
Si estos hábitos no son modificados, llegan a generar en el próximo adulto, una actitud autoritaria absolutista que lo puede llegar a llevar a cometer actos fuera de la ley, puesto que sus impulsos jamás fueron frenados y porque nunca conoció pena alguna para su mala conducta.

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