Oración para el domingo 16 de febrero de 2020.
Amado Dios, es un nuevo día, los
primeros rayos del sol asoman por el cielo y el trinar de las aves anuncia la
llegada de un bello amanecer.
Hoy quiero darte infinitas gracias
porque me regalas el maravilloso don de la vida, porque me das salud y fuerzas
y porque Tú siempre estás a mi lado, guiándome, bendiciéndome y llenando mi
existencia con tu hermosa presencia.
Gracias amado Dios por tus instrucciones, por todo tu amor, pero sobre todo por la maravillosa enseñanza del valor de la fe, porque a través de ella, puedo lograr cualquier cosa que me proponga; porque una fe inquebrantable es el inicio de todas las grandes conquistas.
Gracias amado Dios por tus instrucciones, por todo tu amor, pero sobre todo por la maravillosa enseñanza del valor de la fe, porque a través de ella, puedo lograr cualquier cosa que me proponga; porque una fe inquebrantable es el inicio de todas las grandes conquistas.
Por ese motivo, este nuevo día lo
viviré lleno de esperanza y alegría, dando a cada instante lo mejor de mí,
haciendo mi trabajo con amor y dedicación, compartiendo con mis hermanos y
siguiendo tu palabra.
Señor, Confío en Ti y en tus promesas, por eso sembraré en mi campo con amor y serás Tú quien me provea una hermosa y abundante cosecha.
Señor, Confío en Ti y en tus promesas, por eso sembraré en mi campo con amor y serás Tú quien me provea una hermosa y abundante cosecha.
Padre eterno, te pido que cuides mis
pensamientos, mis palabras, mis acciones y también mis omisiones. Toma el mando
de mi vida y enséñame con tu luz divina el buen camino que me ha de llevar al
maravilloso destino que Tú has planeado para mí.
Mis ilusiones y mis esperanzas están puestas en Ti Señor, porque Tú eres un Dios bueno, bondadoso y caritativo, porque tu voluntad es perfecta y porque si estoy contigo de nada habré de temer.
Mis ilusiones y mis esperanzas están puestas en Ti Señor, porque Tú eres un Dios bueno, bondadoso y caritativo, porque tu voluntad es perfecta y porque si estoy contigo de nada habré de temer.
Gracias amado padre por escuchar mi
oración y gracias por todas las cosas maravillosas que Tú vas a hacer por mí;
mientras sean tus hermosas manos las que me sostengan, no habrá mal que me
alcance, envidia que me derrumbe, ni prueba que no pueda superar, porque solo
Tú llenas mis días de alegría y porque confío en que Tú cumplirás tu sublime
palabra en mi vida, Amén.
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