"EL CARBÓN APAGADO NO QUEMA, PERO MANCHA".

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Se cuenta que Sofronio, un virtuoso ciudadano romano, tenía una hija muy hermosa llamada Eulalia. En cierta ocasión su hija le pidió permiso para visitar a Luciana, una mujer con no muy buenos principios, por lo que Sofronio le negó su autorización. ¿Me crees demasiado débil?, Respondió indignada Eulalia. Sofronio, tomó un carbón apagado y le pidi ó a su hija que lo sostuviera en su mano. Al ver que la joven dudaba, el padre le aseguró que no se quemaría. Eulalia obedeció y su blanca mano se vio inmediatamente manchada. Al ver esto la joven, muy molesta, le dijo a su padre que debían tener mucho cuidado para manejar el carbón. Es verdad respondió el padre porque aunque no queman, tiznan. Lo mismo ocurre con las malas compañías y conversaciones. En muchas ocasiones creemos que el mantener conversaciones o una amistad con alguien que no tiene una vida correcta, que se expresa de manera inadecuada, que no acepta consejos sino que se empeña en vivir desordenadamente no nos afectará. Si b

Oración para el viernes 10 de julio de 2020.



Amado Dios, hoy acudo ante Ti con un corazón lleno de dicha y fidelidad a darte gracias por este nuevo día, ya que, con él, tengo la oportunidad de hacer más grande mi fe y servir a tu obra.

Gracias Señor por mi familia, por mis amigos y por todas las maravillosas bendiciones que Tú has puesto en mi camino. Amado Dios, confío en tu bondad y pongo en tus manos mi vida, mi destino, mis metas y mis más grandes sueños.

Señor, cada día llega a mi vida con nuevos retos y para salir victorioso en cada jornada necesito contar con tu hermosa presencia en mi vida.

Por favor tómame de la mano y llévame por sendas de bienestar, plenitud y prosperidad; ilumina mi mente para que cada uno de mis actos sea para tu gloria y por favor abre mis ojos para que vean tu grandeza, todo tu esplendor y de este modo, poder tener claridad en cada una de las decisiones que tome durante esta jornada.

Te entrego mi corazón, mis propósitos, mis ideales y todo mi ser para que los transformes a tu imagen, y así, yo poder obrar de acuerdo a tus designios.

Y una vez los últimos rayos del sol anuncien el fin de este día, permíteme reunirme con los míos en el calor y la seguridad de mi hogar. Permítenos disfrutar del pan en nuestra mesa, de la salud en nuestros cuerpos y de tu paz y tu amor en nuestros corazones.

Te suplico, amado Dios, que visites y habites en nuestra casa, pues tu presencia ilumina y dirige nuestras vidas y donde Tú estás, nunca falta absolutamente nada.

No sé lo que me espera en este nuevo día, pero estoy feliz y tranquilo, 


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